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P12 - IGLESIA DE SANTA MARÍA
La Iglesia actual de Fuenmayor es un enorme templo de planta de salón construido a principios del siglo XVI y terminada hacia 1560 por Juan Martínez de Mutio, que no sabemos si es el arquitecto que realiza toda la obra pero sí al menos el que la dirige desde 1540. Este nuevo templo sustituye al antiguo más pequeño, de estilo románico, del que se aprovechan algunos materiales tales como las primeras hiladas de los muros, elementos como la pila bautismal, o la ventana actualmente cegada, que puede verse en la pared exterior del coro.
El interior es un espacio amplio y diáfano de una gran solemnidad, que ahora puede admirarse en toda su plenitud tras la rehabilitación llevada a cabo el año 2011.
Además de las esbeltas columnas destacan los numerosos altares como el de Los Ruices, realizado por Pedro de Elizalde en 1590. Al parecer ocupaba el ábside del altar mayor antes de construirse el actual retablo mayor. El altar del Rosario es de estilo plateresco, realizado por el mismo Miguel de Elizalde y por Martín de Nalda en 1591. Muy original y raro, llamó la atención de Jovellanos cuando visitó el templo en 1795. El altar del miserere, del mismo estilo que el anterior, data de 1614.
Mención aparte merece el altar mayor, realizado por Juan de Bazcardo, uno de los artistas más importantes del siglo XVII no sólo de esta comarca, sino de toda la península. Gran conocedor de la arquitectura y el arte clásicos, se le considera el precursor de la estética barroca en la zona siendo su obra un puente entre el renacimiento y el barroco, dos estilos que conjunta admirablemente en sus personajes fieros y heroicos, de gestos violentos y duros al más puro estilo miguelangelesco. Envueltos en pliegues gruesos como consecuencia de la composición en escorzos o posturas forzadas anticipa lo que luego será el barroco pero no olvida la serena actitud tranquila y majestuosa del más puro renacimiento, que entronca con toda la tradición greco-latina. Trabajó por toda la zona dejando obras en la Catedral de Calahorra y de Tudela, La Redonda, Santa. María la Real de Nájera, Laguardia, Fuenmayor, Cenicero, La Puebla, Murillo, Tricio, Oyón, Viana... Una de sus mejores obras es la talla de San Pedro que realizó en 1635 para un altar colateral (adosado a una columna) de la Iglesia de Fuenmayor, figura majestuosa en la que la serenidad no oculta la fuerza expresiva que se concentra sobre todo en la mano derecha que recuerda ya a las de los grandes imagineros barrocos (Salzillo o Berruguete) o incluso al Greco. El retablo mayor de la Iglesia, realizado en su época de madurez, fue construido entre 1632 y 1648 por los arquitectos Juan de Irazu y Juan de Arizmendi, colaboradores habituales del escultor. De 1643 a 1649 Lázaro de Urquiaga completó la obra con la policromía (dorado, estofado y encarnado del retablo). Su coste total fue de 32.000 reales más 10.000 reales por la pintura (en total, el valor actual de unas 6.000 cántaras de vino).
Realizado en madera de nogal, consta de cinco calles en vertical con tres cuerpos (más el banco o cuerpo inferior). Jovellanos, en su visita a Fuenmayor en 1795 dice de él que es "un buen retablo mayor de arquitectura con tres cuerpos de orden jónico, dórico y compuesto de más que decente escultura". Con un programa iconográfico basado en la Virgen, muestra siete escenas de su vida (Presentación, Purificación, Anunciación, Visitación, Natividad, Epifanía y Asunción - Coronación en lo alto del retablo y de mayor tamaño) rodeando la imagen de la Virgen titular; destacan además los relieves y figurillas del relicario (Sagrario) y las tallas de San Andrés, San Bartolomé, Santiago Alfeo, Santiago Peregrino, San Pedro y San Pablo, así como los pequeños altorrelieves de los cuatro evangelistas y de San Emeterio y San Celedonio del banco, en el que hay además cuatro escenas de la Pasión. Entronca con los modelos de la época, pudiéndose observar grandes similitudes sobre todo en la arquitectura con los retablos de Briones, Murillo o San Millán de Yuso, si bien la escultura de Fuenmayor muestra una mayor serenidad y quizás menos efectismo barroco sin por ello perder su majestuosidad.
La torre fue demolida por su estado de ruina en 1767, colocando en su lugar un chapitel que ardió en un desgraciado accidente en 1980 al prender en su cuerpo de madera un chete y reconstruido un año después tras numerosas iniciativas populares para recaudar el dinero para financiar la construcción de un nuevo chapitel que fue izado con una grúa hasta lo alto de la torre en un espectáculo que recordarán siempre los que tuvieron la oportunidad de verlo. En el coro además de un espectacular facistol y una más que notable sillería, podemos ver un gran órgano que estaban pensando en encargar para sustituir al viejo cuando nos visitó Jovellanos que recomendó copiar el de la iglesia de San isidro el Real de Madrid para hacer “una cosa de gusto y digna de la iglesia”. Finalmente podemos visitar la sacristía, rehabilitada como museo parroquial, a la que se entra por una puerta en la que se han recuperado las pinturas murales originales y que da acceso a una monumental fuente y que, guarda, entre otros tesoros, un artístico artesonado de nogal, varias tallas de diferentes santos y vírgenes, el “lignum crucis” o astilla de la cruz de Cristo que se da a adorar durante las fiestas de La Veracruz y un precioso cuadro que representa a la Magdalena obra de Juan Carreño de Miranda, pintor de cámara de Felipe III y Carlos II.
El interior es un espacio amplio y diáfano de una gran solemnidad, que ahora puede admirarse en toda su plenitud tras la rehabilitación llevada a cabo el año 2011.
Además de las esbeltas columnas destacan los numerosos altares como el de Los Ruices, realizado por Pedro de Elizalde en 1590. Al parecer ocupaba el ábside del altar mayor antes de construirse el actual retablo mayor. El altar del Rosario es de estilo plateresco, realizado por el mismo Miguel de Elizalde y por Martín de Nalda en 1591. Muy original y raro, llamó la atención de Jovellanos cuando visitó el templo en 1795. El altar del miserere, del mismo estilo que el anterior, data de 1614.
Mención aparte merece el altar mayor, realizado por Juan de Bazcardo, uno de los artistas más importantes del siglo XVII no sólo de esta comarca, sino de toda la península. Gran conocedor de la arquitectura y el arte clásicos, se le considera el precursor de la estética barroca en la zona siendo su obra un puente entre el renacimiento y el barroco, dos estilos que conjunta admirablemente en sus personajes fieros y heroicos, de gestos violentos y duros al más puro estilo miguelangelesco. Envueltos en pliegues gruesos como consecuencia de la composición en escorzos o posturas forzadas anticipa lo que luego será el barroco pero no olvida la serena actitud tranquila y majestuosa del más puro renacimiento, que entronca con toda la tradición greco-latina. Trabajó por toda la zona dejando obras en la Catedral de Calahorra y de Tudela, La Redonda, Santa. María la Real de Nájera, Laguardia, Fuenmayor, Cenicero, La Puebla, Murillo, Tricio, Oyón, Viana... Una de sus mejores obras es la talla de San Pedro que realizó en 1635 para un altar colateral (adosado a una columna) de la Iglesia de Fuenmayor, figura majestuosa en la que la serenidad no oculta la fuerza expresiva que se concentra sobre todo en la mano derecha que recuerda ya a las de los grandes imagineros barrocos (Salzillo o Berruguete) o incluso al Greco. El retablo mayor de la Iglesia, realizado en su época de madurez, fue construido entre 1632 y 1648 por los arquitectos Juan de Irazu y Juan de Arizmendi, colaboradores habituales del escultor. De 1643 a 1649 Lázaro de Urquiaga completó la obra con la policromía (dorado, estofado y encarnado del retablo). Su coste total fue de 32.000 reales más 10.000 reales por la pintura (en total, el valor actual de unas 6.000 cántaras de vino).
Realizado en madera de nogal, consta de cinco calles en vertical con tres cuerpos (más el banco o cuerpo inferior). Jovellanos, en su visita a Fuenmayor en 1795 dice de él que es "un buen retablo mayor de arquitectura con tres cuerpos de orden jónico, dórico y compuesto de más que decente escultura". Con un programa iconográfico basado en la Virgen, muestra siete escenas de su vida (Presentación, Purificación, Anunciación, Visitación, Natividad, Epifanía y Asunción - Coronación en lo alto del retablo y de mayor tamaño) rodeando la imagen de la Virgen titular; destacan además los relieves y figurillas del relicario (Sagrario) y las tallas de San Andrés, San Bartolomé, Santiago Alfeo, Santiago Peregrino, San Pedro y San Pablo, así como los pequeños altorrelieves de los cuatro evangelistas y de San Emeterio y San Celedonio del banco, en el que hay además cuatro escenas de la Pasión. Entronca con los modelos de la época, pudiéndose observar grandes similitudes sobre todo en la arquitectura con los retablos de Briones, Murillo o San Millán de Yuso, si bien la escultura de Fuenmayor muestra una mayor serenidad y quizás menos efectismo barroco sin por ello perder su majestuosidad.
La torre fue demolida por su estado de ruina en 1767, colocando en su lugar un chapitel que ardió en un desgraciado accidente en 1980 al prender en su cuerpo de madera un chete y reconstruido un año después tras numerosas iniciativas populares para recaudar el dinero para financiar la construcción de un nuevo chapitel que fue izado con una grúa hasta lo alto de la torre en un espectáculo que recordarán siempre los que tuvieron la oportunidad de verlo. En el coro además de un espectacular facistol y una más que notable sillería, podemos ver un gran órgano que estaban pensando en encargar para sustituir al viejo cuando nos visitó Jovellanos que recomendó copiar el de la iglesia de San isidro el Real de Madrid para hacer “una cosa de gusto y digna de la iglesia”. Finalmente podemos visitar la sacristía, rehabilitada como museo parroquial, a la que se entra por una puerta en la que se han recuperado las pinturas murales originales y que da acceso a una monumental fuente y que, guarda, entre otros tesoros, un artístico artesonado de nogal, varias tallas de diferentes santos y vírgenes, el “lignum crucis” o astilla de la cruz de Cristo que se da a adorar durante las fiestas de La Veracruz y un precioso cuadro que representa a la Magdalena obra de Juan Carreño de Miranda, pintor de cámara de Felipe III y Carlos II.
RUTA DEL PATRIMONIO
Fuenmayor esta situada en una de las mejores zonas de la Denominación de Origen Calificada Rioja.
En el siglo XVIII el vino se convierte en la principal fuente de riqueza de la localidad y es en esta época cuando se construyen los palacios y las ermitas que mostramos en esta ruta y que son muestra de la vitalidad económica del pueblo en esa época.
Durante toda la ruta podrás encontrar QR donde escuchar la historia de cada sitio de interés y en las ermitas y en la iglesia también se han puesto unos videos virtuales.
La ruta peatonal comienza en el Monumento de D. Antonio Valdés creador de nuestra bandera española, situada en el centro del pueblo al pie del Ayuntamiento.
Si cruzamos la calle nos encontramos con el Palacio de Fernández Bazán de estilo barroco.
De aquí, el paseo sigue por la calle Mayor Alta, donde podemos contemplar el palacio renacentista de Hernan Venito que data de 1530, uno de los edificios más antiguos de nuestro pueblo.
Seguimos por la calle Mayor hasta la Casa de Cultura, antiguo ayuntamiento.
Cruzamos el puente y nos adentramos en la calle Mayor Baja donde se sitúa el Palacio renacentista de El portalón, desde aquí a pocos metros se encuentra la ermita del Cristo.
Si regresamos por el mismo camino y cogemos la calle Veracruz a la derecha, después la calle Laurel, la calle del Olmo y cruzamos el puente, llegaremos al Palacio de los Marqueses de Terán, origen de la denominación Rioja Calificada.
Si volvemos otra vez, por la calle Palacio nos encontramos el Palacio renacentista de la calle Petra Fernández Bobadilla y la Fuente de los 7 caños que da nombre a la localidad.
Desde aquí subimos por la calle Petra Fernández Bobadilla hasta la Ermita de San Martin.
Continuando por la calle llegamos a la Plaza Azpilicueta en donde podemos contemplar La Casa Navajas de una de las importantes familias del siglo XVIII de Fuenmayor y en frente la Iglesia de Santamaria.
En el siglo XVIII el vino se convierte en la principal fuente de riqueza de la localidad y es en esta época cuando se construyen los palacios y las ermitas que mostramos en esta ruta y que son muestra de la vitalidad económica del pueblo en esa época.
Durante toda la ruta podrás encontrar QR donde escuchar la historia de cada sitio de interés y en las ermitas y en la iglesia también se han puesto unos videos virtuales.
La ruta peatonal comienza en el Monumento de D. Antonio Valdés creador de nuestra bandera española, situada en el centro del pueblo al pie del Ayuntamiento.
Si cruzamos la calle nos encontramos con el Palacio de Fernández Bazán de estilo barroco.
De aquí, el paseo sigue por la calle Mayor Alta, donde podemos contemplar el palacio renacentista de Hernan Venito que data de 1530, uno de los edificios más antiguos de nuestro pueblo.
Seguimos por la calle Mayor hasta la Casa de Cultura, antiguo ayuntamiento.
Cruzamos el puente y nos adentramos en la calle Mayor Baja donde se sitúa el Palacio renacentista de El portalón, desde aquí a pocos metros se encuentra la ermita del Cristo.
Si regresamos por el mismo camino y cogemos la calle Veracruz a la derecha, después la calle Laurel, la calle del Olmo y cruzamos el puente, llegaremos al Palacio de los Marqueses de Terán, origen de la denominación Rioja Calificada.
Si volvemos otra vez, por la calle Palacio nos encontramos el Palacio renacentista de la calle Petra Fernández Bobadilla y la Fuente de los 7 caños que da nombre a la localidad.
Desde aquí subimos por la calle Petra Fernández Bobadilla hasta la Ermita de San Martin.
Continuando por la calle llegamos a la Plaza Azpilicueta en donde podemos contemplar La Casa Navajas de una de las importantes familias del siglo XVIII de Fuenmayor y en frente la Iglesia de Santamaria.